Diarios.
Fragmentos:
Me
queda muy poco tiempo de vivir. No espero nada salvo sufrir menos,
cobrar algo de indiferencia. Extraña relación con C.C. No es
extraña, es simplemente una reiteración más. Deseo que no me
escriba para sufrir por su silencio. Mejor dicho: para que sepa que
sufro por su silencio.
Días
pasados pensé: estoy sola pero soy libre. Luego me olvidé de seguir
consolándome con este prejuicio. Nada mejor que la resignación, la
aceptación. Pero estoy muy mal. No sé en qué descansar. Todo me es
razón de espanto. Y cuando no es de espanto es de rechazo. Todo me
rechaza. No deseo estar viva ni deseo suicidarme. Hace poco tiempo
que la muerte está en mí. Me horroriza. Antes no, antes yo era
candorosa. ¿Cuándo es antes? Antes del retorno a Buenos Aires. Mi
descubrimiento más siniestro fue saber que aún puedo sufrir por
causas nimias. En París no era así. Comparada con la de aquí, mi
manera de vivir, en París, era magnífica. Y yo le atribuía tantos
términos infernales. Curioso: todo puede ser peor, con un poco de
tiempo todo puede llegar a ser peor.
***
Heme
aquí transformada en una distinguida poeta, galardonada y
considerada como representativa de la poesía argentina. Nada más
lejos de mí que esta imagen absurda.
***
Domingo,
15/VI
Leo
Barthes. La escritura es una opción a diferencia del lenguaje y del
estilo. El estilo nace de la necesidad, está en la frontera de mi
cuerpo y del mundo. No obstante, ¿qué pasa, par ex., con los
Diarios de Kafka, escritos por pura necesidad? No es esto, empero, lo
que me importa sino la conciencia de que la poesía ―y
la literatura―
es más que mi necesidad animal (o patológica) de escribir lo que
escribí.
Otra
evidencia: de cada veinticinco poemas uno escribe ―y
esto si tiene suerte―cuatro
o cinco poemas válidos. No me quejo. Digo que el movimiento que nos
impulsa a escribir un buen poema no se diferencia del que nos hace
fracasar. Algo ―el
azar u otra entidad abstracta―
interviene para dotar de gracia a algunos poemas.
***
18/VI
Me
levanté temprano y me desgastó la radio de mi vecina. Éste es el
precio por una vida diurna y <<sana>>. ¿Cómo
concentrarme en un poema con la radio a todo lo que da?
Recibí
carta de Yves Bonnefoy. Se refiere a la <<intensidad seria y
serena de mis poemas que pueden iluminar de súbito toda una
distancia>>. Seria y serena: he aquí lo que no soy y que sin
duda soy en mis poemas. O sea, en ellos soy la que quisiera ser. Por
eso, tal vez, desdeño tanto el desorden inicial con que nacen mis
poemas.
Éste
es el año en qué más me preocupo por la escritura y el poema.
***
FEBRERO
Ha
llegado el mes más temido. (En
Argentina es el mes de vacaciones de médicos y psicoanalistas).
Quiero trabajar mucho, aunque para nada. Pero quiero estar bien para
estar en condiciones de ayudar a mi madre.
Todo
lo presentido malo se volvió real.
Imposible
leer y escribir. Angustia por no haber empezado a trabajar.
El
trabajo y mi madre.
13
de febrero
Aparentemente
es el final. Quiero morir. Lo quiero con seriedad, con vocación
íntegra.
9
de octubre
Van
cuatro meses que estoy internada en el Pirovano.
Hace
cuatro meses intenté morir ingiriendo pastillas.
Hace
un mes, quise envenenarme con gas.
Las
palabras son más terribles de lo que me sospechaba. Mi necesidad de
ternura es una larga caravana.
En
cuanto al escribir, sé que escribo bien y eso es todo. Pero no me
sirve para que me quieran.
Decir
que me abandonaste sería muy injusto; pero me aban-
donaron, y a veces
me abandonaron terriblemente, es cierto
Kafka
21
de noviembre, domingo
El
domingo pasado traté de ahorcarme. Hoy no dejo de pensar en la
muerte por agua. Nada me haría mejor que ver a René C.
Un
título: El lugar
perdido.
Las
perras palabras.
El
miércoles 10 salí del Pirovano en el que estuve cinco meses.
Noviembre
de 1971
Escribir
es darle sentido al sufrimiento.
He
sufrido tanto que ya me expulsaron del otro mundo.
Escribir
es querer darle algún sentido a nuestro sufrimiento.
Alejandra
Pizarnik. “Diarios”. 2012, Editorial Lumen.