Ay, si yo tuviera que explicar la España de vanguardias y
mil desgobiernos (ahora que me la conozco algo mejor) hasta llegar al peor de
todos. Esa España bandida, pícara, del siglo de plata de las letras, que andaba
reinventándose entre miserias y sablazos. Hete aquí este libro para disfrutar
aprendiéndola. Con una prosa promiscua en barroquismos y lícita a la hora de
aunar aguas con aceites (umbralesca manera de disfrazar a la poesía de novela),
de Prada se monta una orgía bien putesca, esperpéntica y tremebunda de
historias donde los protagonismos abarcan desde los bohemios del 98 (quizá la
última generación de vividores de su labia, y no de gentes que se ganan el pan
y las habichuelas en horario de oficina, vendiéndole el alma al Capitalismo,
como Dios manda y del que tanto reniegan las artes), hasta los poetas del 27 y
toda esa patria convulsa que acabó enfrentada a tiros. Me he divertido bastante
con Las máscaras del héroe. Hay poca velocidad y mucho tocino. Ya se sabe,
quien repara en pelos no se come un torrao. Y aquí hay mucha tela que cortar.
Muchísima. Eso sí, léase con tiempo y sin prisas, es de una densidad que
compite con el plomo. Pero es que de este hacen oro los verdaderos y contados
alquimistas de la palabra.
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