Frente al silencio.

Frente al silencio.

viernes, 16 de junio de 2023

Charles Simic (Paseando al gato negro)




ESPEJO A LAS 4 DE LA MADRUGADA


Debes presentarte ante ellos de soslayo,
en habitaciones con telarañas de sombras,
observar a hurtadillas su vacío
sin que ellos
te devuelvan la mirada.

El secreto consiste
en que incluso la cama vacía es para ellos una carga,
una pretensión.
Nunca son tan ellos mismos
como con la compañía de una pared blanca,
con la compañía del tiempo y la eternidad

que, implorando tu perdón,
no proyectan ninguna imagen
cuando se admiran a sí mismos en el espejo,
mientras tú permaneces a un lado
sacando un pañuelo
para secarte la frente a escondidas.




RELAJARSE EN UN MANICOMIO


    Ya habían unido las lágrimas de la noche a los
cristales de las ventanas.
    El general estaba ocupado con la granja
    de hormigas en su cabeza.
    Los santos ardían en sus tumbas, todos
excepto uno que era el prisionero de una estrella de cine
de pelo negro.
    Moisés llevaba una barba postiza al igual que Lincoln.
    X reprodujo el método socrático de interrogatorio
demostrando la ignorancia del techo.
    “Me han robado el secreto de la caja musical
    de cerillas”, confesó Adán.
    “El gallo más grande del mundo iba a hacerme
famosa”, dijo Eva.
    ¡Oh, correr desnudo sobre la oscura pradera después de
la ducha fría!
    En el pabellón blanco la enfermera
    estaba convirtiendo el agua
en vino.
    Démonos prisa, comienza a oscurecer.





EL CAMINO A LAS NUBES


Tu ropa interior y la mía,
volaron por toda la habitación
como una tormenta de plumas blancas
golpeando la ventana y el techo.

Algo parecido a una risa reprimida
está en el aire
cuando yacemos en dulce contento
alejándonos hacia el sueño
con las copas de los árboles en luz púrpura

y el recuerdo repentino
de montar en bicicleta
sin usar las manos
bajando por un camino escarpado y sinuoso
hacia el mar azul.




LUZ DE OCTUBRE


Esa misma luz con la que la vi por última vez
me hizo cerrar ahora los ojos ensimismados
recordando cómo ella se sentaba en el jardín

con un chal rojo sobre los hombros
y un pequeño libro en su regazo,
y en cómo una vez alzó la vista durante mucho tiempo

con la claridad del día sobre su cara,
como si estuviera sopesando algo de suma gravedad
que acababa de leer al menos un par de veces,

con el cielo despejado y abierto a la mirada,
porque las hojas ya habían caído
y permanecían quietas alrededor de sus dos pies.




Charles Simic. “Paseando al gato negro”. 2017, Valparaíso.




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