<<A lo lejos se veían las luces de La Habana. Me sentía borracho, desorientado y aturdido. No sabía qué hacer. No sabía qué quería ni hacia dónde iba. Pero no podía detenerme. Creo que era lo único que tenía claro: no podía detenerme. Tenía que seguir caminando y atravesar la furia y el horror.>>
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