Reseña:
“El amor es un
estado de Facebook”. “Abro y cierro la vida en ventanas”.
“...esperas la tragedia / para inmortalizar el momento”. “Llegó
a donde no se regresa / y volvió porque no tenían piscina /
comunitaria”. “Trae de vuelta / la dictadura del proletariado / o
el III Reich”. “nadie te va a querer hasta que aprendas / a
quererte solo”. “ya nadie consigue decir / camarada sin que le dé
la risa”. “Lo fácil que es levantar el puño un rato”. “La
vida, al fin y al cabo, no es más que un plato / que, a veces, por
suerte, está lleno”. “Quiéreme un poco, España”. “lo que
antes / hacía por amor hoy lo hago / por pereza, dinero o
costumbre”. “Tal vez el futuro sea yo”.
Todo esto y más se
puede leer en Obsolescencia programada, el
reciente poemario de Víctor Peña Dacosta, un extremeño de
Plasencia afincado desde hace unos pocos años en Águilas.
Ironía,
confesión, soledad, desgarro, denuncia, paranoia, nihilismo... Hay
de todo a lo largo de las cuatro partes en la que se divide esta
Obsolescencia programada. Con
un lenguaje directo, sencillo, coloquial, mundano, de la calle,
huyendo de todo artificio y sobreactuación nos coloca el autor
delante de un espejo en el que alcanzamos a ver el mundo que nos
rodea, del que formamos parte activa. Mas no se conforma con eso, y
nos hace también responsables, compañeros de viaje en la debacle,
en este dejarse llevar sin convencimiento, pero sin ganas de
oponernos a prácticamente nada. Dame pan y dime guapo, medio
parafraseando el dicho popular, me atrevo a decir.
Porque,
quién lo duda, esto somos también.
Es
este un libro que ahonda en la búsqueda de la salvación, y lo hace
describiendo al individuo en sociedad. Nos retrata tal y como somos,
con nuestra maravilla e idiosincrasia particular como país, así
como la decadencia que largamente arrastramos (no solo España).
Europa, Occidente, la civilización heredada de griegos y romanos
está en descomposición. Una vez más y ya van tres mil años, de
caída y al parecer sin ánimo de enmendar la tendencia.
¿Tan
alta, tan enorme se levantó la Torre de Babel?
Y
cuánto está costando el derribarla del todo.
No
es que hayan muerto los valores, las ideologías, es que la
hemeroteca es poderosa, nos la recuerdan casi a diario, la tenemos
tan a mano.
Y
es que no hay perfil humano, líder al que confiarse.
Poema
tras poema, Víctor nos cuenta y hace partícipes de la vida,
aventuras, peripecias y penas de un protagonista que perfectamente
podríamos ser muchos de nosotros, un españolito de la ya casi
extinta (o al menos tan en peligro como el lince ibérico, y al
parecer sin planes de conservación por parte de las autoridades
(in)competentes) clase media.
Y
así estamos, reeditando otro siglo de oro de las letras españolas,
aun a costa de que al parecer lo mucho y bueno en el mundo de las
artes suele tener como inevitable compañero de viaje unos tiempos de
profundas crisis sociales y morales.
Por
suerte nos quedan lo poetas para recordarnos quiénes somos y de
dónde venimos, para dejar constancia de todo esto a través de sus
obras. Y he aquí un libro que se lee fácil, prácticamente en una
sentada, invita a la relectura y deja su poso. Un libro presente y se
sospecha que sin cercana fecha de caducidad. Un libro generacional,
podría decirse.
Disfrutemos
pues, de él, de esta Obsolescencia programada.
Víctor
Peña Dacosta. “Obsolescencia programada”. 2019, RIL editores.
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