Frente al silencio.

Frente al silencio.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Víctor Peña Dacosta



Reseña:


El amor es un estado de Facebook”. “Abro y cierro la vida en ventanas”. “...esperas la tragedia / para inmortalizar el momento”. “Llegó a donde no se regresa / y volvió porque no tenían piscina / comunitaria”. “Trae de vuelta / la dictadura del proletariado / o el III Reich”. “nadie te va a querer hasta que aprendas / a quererte solo”. “ya nadie consigue decir / camarada sin que le dé la risa”. “Lo fácil que es levantar el puño un rato”. “La vida, al fin y al cabo, no es más que un plato / que, a veces, por suerte, está lleno”. “Quiéreme un poco, España”. “lo que antes / hacía por amor hoy lo hago / por pereza, dinero o costumbre”. “Tal vez el futuro sea yo”.


      Todo esto y más se puede leer en Obsolescencia programada, el reciente poemario de Víctor Peña Dacosta, un extremeño de Plasencia afincado desde hace unos pocos años en Águilas.

      Ironía, confesión, soledad, desgarro, denuncia, paranoia, nihilismo... Hay de todo a lo largo de las cuatro partes en la que se divide esta Obsolescencia programada. Con un lenguaje directo, sencillo, coloquial, mundano, de la calle, huyendo de todo artificio y sobreactuación nos coloca el autor delante de un espejo en el que alcanzamos a ver el mundo que nos rodea, del que formamos parte activa. Mas no se conforma con eso, y nos hace también responsables, compañeros de viaje en la debacle, en este dejarse llevar sin convencimiento, pero sin ganas de oponernos a prácticamente nada. Dame pan y dime guapo, medio parafraseando el dicho popular, me atrevo a decir.
      Porque, quién lo duda, esto somos también.
      Es este un libro que ahonda en la búsqueda de la salvación, y lo hace describiendo al individuo en sociedad. Nos retrata tal y como somos, con nuestra maravilla e idiosincrasia particular como país, así como la decadencia que largamente arrastramos (no solo España). Europa, Occidente, la civilización heredada de griegos y romanos está en descomposición. Una vez más y ya van tres mil años, de caída y al parecer sin ánimo de enmendar la tendencia.
      ¿Tan alta, tan enorme se levantó la Torre de Babel?
      Y cuánto está costando el derribarla del todo.
      No es que hayan muerto los valores, las ideologías, es que la hemeroteca es poderosa, nos la recuerdan casi a diario, la tenemos tan a mano.
      Y es que no hay perfil humano, líder al que confiarse.




      Poema tras poema, Víctor nos cuenta y hace partícipes de la vida, aventuras, peripecias y penas de un protagonista que perfectamente podríamos ser muchos de nosotros, un españolito de la ya casi extinta (o al menos tan en peligro como el lince ibérico, y al parecer sin planes de conservación por parte de las autoridades (in)competentes) clase media.
      Y así estamos, reeditando otro siglo de oro de las letras españolas, aun a costa de que al parecer lo mucho y bueno en el mundo de las artes suele tener como inevitable compañero de viaje unos tiempos de profundas crisis sociales y morales.
      Por suerte nos quedan lo poetas para recordarnos quiénes somos y de dónde venimos, para dejar constancia de todo esto a través de sus obras. Y he aquí un libro que se lee fácil, prácticamente en una sentada, invita a la relectura y deja su poso. Un libro presente y se sospecha que sin cercana fecha de caducidad. Un libro generacional, podría decirse.
      Disfrutemos pues, de él, de esta Obsolescencia programada.


Víctor Peña Dacosta. “Obsolescencia programada”. 2019, RIL editores.

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