Frente al silencio.

Frente al silencio.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Charles Simic (Picnic nocturno)





CAMAS DESHECHAS


A ellas les gustan las habitaciones sombrías,
el papel pintado caído,
las brechas en el techo,
las moscas en la almohada.

Si te apetece tumbarte,
no te sorprendas,
no te importarán las sábanas sucias,
el chirrido de los muelles oxidados
mientras te pones cómodo.
La habitación es un oscuro cine
donde están poniendo
una vieja película en blanco y negro.

Una imagen borrosa de cuerpos desnudos
en el momento de la dulce indolencia
que sigue al sexo
cuando el más malvado de los corazones
llega a creer
que la felicidad puede durar para siempre





EL SECRETO DE LA HABITACIÓN
AMARILLA


La pereza es lo mejor. Recostarse en un sofá
vestido con una bata china
con las ventanas abiertas al calor,
la brisa despertando a las hojas.
Las moscas adormecidas en el techo.

La suave quietud de una tarde de verano,
como flotar con los ojos cerrados
boca arriba en un estanque
a rebosar de lirios de agua
e inhalar su aroma mientras se acarician.

La luz y la sombra se entretienen
en el techo, las hojas suspiran una vez,
después, ni tan siquiera eso.
Estupor majestuoso. Perturbado solo a medianoche
para encender la pequeña lámpara amarilla.





NUEVAS ZAPATILLAS ROJAS


Toda una vida de noches en vela
no puede alterar el curso de los acontecimientos.
Aún así, ¿cuándo ha evitado esto
que sigamos intentándolo, amigo mío?
O eso le dije al perro que me seguía.

Los campos y las orquídeas estaban en flor.
La carretera por la que caminábamos
serpenteaba lentamente por su exuberancia
sin prisa por alcanzar un destino.
Mi corazón era el trino de un gorrión
en un montón de mierda fresca de caballo.

¡Felicidad en todos los frentes!
Excepto por los dos cuervos de ahí delante
que aguardaban sin prisa con la esperanza
de que uno de nosotros fuera atropellado por un coche.
Aquello provocó que el pobre chucho se lanzara tras ellos
en una frenética persecución, acompañada de
un justo ladrido, ¡que lo decía todo!






LA VIDA DE LOS ALQUIMISTAS


El gran proyecto fue siempre borrarse a sí mismo,
reaparecer como algo completamente diferente:
La almohada de una joven mujer enamorada,
una bola de pelusa pretendiendo ser una araña.

Los funestos hastíos de las noches de lluvia en el campo
manoseando las páginas de ilustres eruditos
que ofrecen consejo sobre cómo proceder
      con la transmutación
de un fragmento de tiempo en eternidad.
El verdadero maestro, recomendaba uno de ellos,
necesita cien años para perfeccionar su arte.

Entretanto, el pequeño misterio de la sartén,
el olor del aceite de oliva y del ajo flotando
de una habitación vacía a otra, la gata negra
frotándose contra tu pierna desnuda
mientras tú te arrastras hacia la luz lejana
y el tintineo de las copas en la cocina.




Chales Simic. “Picnic nocturno”. 2018, Valparaíso.


No hay comentarios: