Frente al silencio.

Frente al silencio.

jueves, 31 de octubre de 2024

Javier Peña (Tinta invisible)





A Javier Peña llegué de casualidad gracias a ese maravilloso podcast que realiza: Grandes infelices. Un podcast sobre escritores cuyas vidas son tanto o más interesantes que sus propias obras. Y aquí aprovecho para recomendarlo. Bastante tiempo después de seguirle y escucharlo, sobre todo mientras cocino, un día de este pasado septiembre vi en X que publicaba este libro de Tinta invisible, y le comenté que me lo pediría para mi cumple. Y así fue, y también se lo hice saber cuando me llegó. En ambas ocasiones me contestó y nos alegramos. Es un libro que habla de literatura y es literatura, nos cuenta muchas anécdotas, rutinas y manías de escritores universales, así como la necesidad que tenemos de contarnos historias y de la reconciliación de un hijo con su padre en las postrimerías de la última despedida. Un libro que transita por distintos géneros literarios: ensayo, novela, diario... Un libro hermoso, de gran emotividad sin duda. Y que destaco, de manera sobresaliente, porque Javier Peña ha conseguido que mientras lo leía, en mi cabeza estuviera en todo momento escuchando su voz, la misma del podcast que tan bellas e interesantes historias nos cuenta de esos grandes infelices de la literatura. Javier Peña tiene una voz única contando historias, la voz de un hijo cuyo padre también fue un gran lector, y hombre de la mar... Como yo mismo, aunque ya en tierra, pero igualmente siempre persiguiendo, todo ojos y oídos, ese horizonte que nunca sabes qué de nuevo traerá para contarnos.
Gracias, Javier, por este libro, por dejarnos las cintas de la historia con tu padre, y también la cámara con la que continuar animándonos a contar la nuestra propia. Porque, qué es un buen libro, sino la invitación a escribir, a continuar contándonos nosotros mismos a través de las lecturas que nos ayudan y completan. 

#javierpeña #tintainvisible #blackiebooks

miércoles, 1 de mayo de 2024

Rubén Darío (Azul... Cantos de vida y esperanza)

 



 Nocturno 

(a Mariano de Cavia)


Los que auscultasteis el corazón de la noche, 

los que por el insomnio tenaz habéis oído al 

el cerrar de una puerta, el resonar de un coche 

lejano, un eco vago, un ligero ruido...  


En los instantes del silencio misterioso, 

cuando surgen de su prisión los olvidados 

en la hora de los muertos, en la hora del reposo,

¡sabréis leer estos versos de amargor impregnados!... 


Como en un vaso vierto en ellos mis dolores 

de lejanos recuerdos y desgracias funestas, 

y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores, 

y el duelo de mi corazón, tristes de fiestas. 


Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,

la pérdida del reino que estaba para mí, 

el pensar que un instante pude no haber nacido, 

¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací! 


Todo esto viene en medio del silencio profundo 

en que la noche envuelve la terrena ilusión, 

y siento como un eco del corazón del mundo 

que penetra y conmueve mi propio corazón.



Lo fatal 

(a René Pérez)


Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, 

y más la piedra dura porque esa ya no siente, 

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, 

ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 


Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, 

y el temor de haber sido y un futuro terror... 

Y el espanto seguro de estar mañana muerto, 

y sufrir por la vida y por la sombra y por 

lo que conocemos y apenas sospechamos, 

y la carne que tienta con sus frescos racimos, 

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, 

¡y no saber adónde vamos, 

ni dónde venimos!...


Rubén Darío


jueves, 11 de abril de 2024

Mircea Cartarescu (Cegador)



Hay tantas maneras de contar la historia de una tierra, un país, una familia, de uno mismo. Desde los albores hasta el penúltimo aleteo de la mariposa del alma. Cegador. Cegador. Cegador. Y Mircea Cartarescu lo hace a su manera, tan original y literariamente, sin distinguir sueño de vigilia. Dejando fluir ambos mundos como lo que son, el mismo anudado umbilicalmente en la dualidad del ser. Cuán realidad onírica la suya. Maravillosa, mas no exenta de exigirle su parte al
lector, fiel lector. Imposible seguirle el paso al rumano de no ser así. Además de todo esto,
también querría destacar la labor de su traductora del rumano al español, lenguas hermanadas gracias al ansia conquistador de los romanos, Marian Ochoa de Eribe, pues con lo denso, poético y rico que narra Mircea, para nada puede ser labor menor el traducirle.

lunes, 1 de abril de 2024

Pedro Juan Gutiérrez, El nido de la serpiente




<<A lo lejos se veían las luces de La Habana. Me sentía borracho, desorientado y aturdido. No sabía qué hacer. No sabía qué quería ni hacia dónde iba. Pero no podía detenerme. Creo que era lo único que tenía claro: no podía detenerme. Tenía que seguir caminando y atravesar la furia y el horror.>>

miércoles, 27 de marzo de 2024

Frédéric Beigbeder, Windows on the World

 


<<La verdad es que no sé por qué he escrito este libro. A lo mejor porque no veía interés alguno en hablar de ninguna otra cosa. ¿Qué otra cosa escribir? Los únicos temas interesantes son los temas tabú. Hay que escribir lo que está prohibido. La literatura francesa es una larga historia de desobediencia. Actualmente, los libros deben llegar a donde no llega la televisión. Mostrar lo invisible, decir lo indecible. Tal vez sea imposible, pero es su razón de ser. La literatura es una "misión imposible".>>


#frédéricbeigbeder #windowsontheworld #anagrama

lunes, 25 de marzo de 2024

Alessandro Baricco, Esta historia

 



<<¿Por qué siempre estás triste?, le pregunté.

No estoy triste.
que lo estás.
No se trata de eso, me dijo. Me dijo que en su opinión la gente vive años y años, pero que en realidad es sólo en una pequeña parte de esos años cuando vive de verdad, y esto es en los años en que consigue hacer aquello para lo que nació. Entonces, en ese momento, es feliz, el resto del tiempo es tiempo que se pasa esperando o recordando. Cuando esperas o recuerdas, me dijo, no estás ni triste ni feliz. Pareces triste, pero se trata únicamente de que estás esperando o recordando. No está triste la gente que espera, ni tampoco la que recuerda. Simplemente, está lejos.
Yo estoy esperando, me dijo.
¿Qué?
Estoy esperando a hacer aquello para lo que nací.>>

jueves, 29 de febrero de 2024

Angélica Liddell, Trilogía del infinito

 


<<No existe viaje más largo ni más intenso / que aquel que emprendo todas las noches / desde la silla en la que escribo / hasta mi cama.>>

Angélica Liddell